ESCRIBE: André Jouffé
Las masas amotinadas levantan barricadas con todo lo que puedan arrastrar desde el comercio saqueado. La ciudad arde. Se queman en las fogatas mesones, sillas, repisas y catres arrancados de los hostales.
Un brillo luciferino baila en las pupilas de los insurrectos. Las fuerzas policiales se ven ampliamente sobrepasadas y se repliegan mientras en el cielo las columnas de humo negro se dejan ver en los cuatro puntos cardinales obligando a los amotinados a tratar de adivinar qué será lo que se está incendiando. ¿Un museo? ¿Una fábrica de encurtidos?
Un raro frenesí se apodera de las masas que se han levantado en toda la ciudad.
Estamos en París y es 18 de marzo de 1881. Desde entonces, todas las grandes manifestaciones sociales, los monumentales motines ciudadanos tendrán una abuela similar. La Comuna de París.
Este evento conllevó al primer Estado Obrero de la historia que se prolongó por 72 días; los suficientes como dicen los historiadores “para aterrorizar a la burguesía de medio mundo”.
La “Commune” como la nombran los franceses y cuyo nombre más tarde sería comunistas, lleva la firma de los poetas Rimbaud y Beaudelaire.
Ese 18 de marzo se subleva la Guardia Nacional que deja a Adolphe Thiers en Versalles totalmente sólo. La Comuna establece la separación entre la Iglesia y el estado y la enseñanza obligatoria de religión en los colegios.es abolida.
Pese a la breve duración, sus alcances y reformas planteadas permitieron grandes avances civilizadores, así como la instalación de la democracia directa como única forma de gobierno legítimo, terminando para siempre con el absolutismo en Francia. Todo esto junto a un puñado de poemas llenos de símbolos radiantes.
Esa insurrección popular de la Comuna de París, nació en un crudo contexto de miseria y explotación, a lo que se sumó el descontento por la derrota francesa en la guerra contra la poderosa y marcial Prusia.
¿Ocurrirá en la recta Provincia?
Lo escribió el brillante Antonio Gil, el jueves 14 de noviembre en la página 30 dedicada a la Cultura de Las Ultimas Noticias. Lo mejor que ha pasado ante mis ojos en mucho tiempo.
Aquí como niños chicos en vez de aprobar con carácter de urgencia (para mañana mismo) ejes tan importantes como la rebaja sueldos y número de los parlamentarios; nuevo sueldo mínimo y reformas para la salud, saltan en torno a la probable nueva Constitución como si fuese un juguete.
Un hijo de Piñera no encuentra nada mejor que abandonar el país en medio de la crisis, junto a su familia en un viaje programado anteriormente pero que bien pudo esperar para no aparecer como una estampida.
Al fin y al cabo será un año de permanencia en la lejana Oceanía.
Esto lo leí en la presentación de “Apague la tele por favor…aunque sea un rarito”, de Jorge Abasolo Aravena Hubo mensajes audiovisuales de Nelson Ávila y de Coco Legrand; la presencia del ex senador Mario Ríos, del abogado Roberto Cooper y en la platea ante más de cien personas-ni en Santiago se logra reunir la mitad para un lanzamiento-, Francisco Bayo, ex diputado. Este último ferviente antisemita, cambió de posición luego de que le invitaran a Israel. Maniobra común, en el pasado lo hicieron como el quema sinagogas Guillermo Patricio Kelly, quien de la noche a la mañana convirtió a David Ben Gurion en su Dios.
Jorge Abasolo es un Embajador ante el Mundo y la ciudad lo reconoce. Raúl Ruiz ganador del Oso de Berlín y el León de Venezia, tenía un solo sueño, ser declarado hijo ilustre de Puerto Montt. Y lo obtuvo a comienzos del milenio aunque su residencia en esta ciudad fue breve.
Es para que aprecien lo importante que es el terruño para nosotros. Abasolo Aravena autor de “Chilenos for export”, “Los Intelectuales” y “Chile en el Diván”, nos entrega un aporte sensacional con su nuevo Opus. Creo eso así que está en deuda con un libro similar a Los Intelectuales, y que sea correctamente distribuido y visible en todas las bibliotecas públicas del país.
Aparte de sus consabidas bromas, acotaciones y anécdotas, “Apague la tele” incluye un capitulo real de Julio Barrenechea cuando visita la casa de Jorge Abasolo. La madre le pasa a un Jorgito bebé que se da el lujo de fluir su pipi, y el poeta-, no se inmuta en lo más mínimo. Barrenechea señala que la peor experiencia de su vida, fue ganar un escaño en la Cámara, pues nunca se había aburrido tanto con tamañas estupideces.
A manera de anécdota, Tito Mundt visitaba al padre de Abasolo cuando era propietario de la radio “Arauco de Angol”. Y desaparecían tres días para chupar en el pueblo de Los Sauces, Aún se ignora donde pernoctaban pero es fácil de imaginar.
holajorge@gmail.com…encargue su ejemplar y no se va a arrepentir.
Me llamó la atención que el encargado de cultura del Municipio de Angol, Cecil Brown (mapuche no es) cantara tan bien. Como parte de la presentación interpretó dos temas con playback orquestal. Una maravilla.
Y a propósito de mapuche, se cumplían el 15 un año del asesinato de Catrillanca (un día antes fue el cumpleaños de Abasolo) y la ciudad estaba un poco en ascuas. Yo también porque tenía un bus a las 23.15 de la noche, pero el camino estaba cortado hacia Collipulli.
Igual me di cuenta que viajar casi diecinueve horas, incluyo los metros y buses en Santiago, para 45 horas de viaje en total, es demasiado para un viejo. La próxima vez no lo hago por menos de cuatro o cinco días, pero estaba cumpliendo una condición.
Finalmente un aspecto interesante: no solo el Magallanes ondea la bandera bicolor junto con la chilena en todos los actos oficiales. En la Novena Región, la bandera mapuche está presente en las ceremonias, algo que debió haberse considerado hace más de un siglo. Ocurre en Estados Unidos, en México, en otros países donde la etnia fundadora es respetada. En las marchas santiaguinas, quienes ondean la bandera mapuche son gente muy ajena a los indígenas, pero en fin, es una causa, un tema y algo importante por resolver.