En este libro, Rolleri no solamente maneja magistralmente el asombro de los desesperanzados. Sabe perfectamente que primero hay que sentir para luego canalizar el oscilante mundo de los que no aceptan una realidad con mucho de hipocresía.
POR JORGE ABASOLO
El cotizado escritor Giancarlo Rolleri aborda con desenfado infrecuente los más diversos temas desde su óptica unipersonal, y lo hace de la mano de ese pivote inasible llamado talento.
Jinetes en el cielo (Ediciones Ceibo, 88 páginas) es un libro de cuentos en catarata.
No hay cuentista trascendente sin emoción suprema. Y aquí estamos en presencia de uno grande. Podrá darnos el artista la visión de la Naturaleza, o la expresión de la muerte, o el sentido de lo finito, las esperanzas o las desesperanzas del amor/vida, pero si en la narrativa no pone SU espíritu y nos hace sentir, y nos hace amar, por perfecto y sereno o maravilloso que sea en la forma, no habrá logrado gran cosa.
Allí estriba una de las diferencias de la narrativa de Gianfranco Rolleri. No solo bucea magistralmente en el submundo de los des-instalados. Los identifica, los retrata y los ausculta. Son los que dan batalla premunidos con más deseos que estrategia, a quienes les queda un rescoldo de esperanzas, aunque intuyen que la derrota les pueda dar el zarpazo antes de iniciar el combate. Son los mensajeros de una utopía esclerótica, sustituida por otra no tan quimérica, pero anclada en el realismo con trazas de monopolio.
¿Fin de la épica?
Es probable…
Este escritor y guionista en eterno estado de vigilia se puede insertar en la narrativa vanguardista, aquella pos moderna que prioriza el distanciamiento por sobre todas las cosas.
Es probable que Rolleri abuse del vanguardismo. Esto puede ser un defecto, aunque puede también obedecer a un visionario que desea romper con los moldes excesivamente trabajados.
En su cosmovisión hay lugar para los temas más diversos.
Y cuando le canta a la irreverencia de la realidad, lo hace de manera directa, sin afeites:
-“…lo único que no me gusta vender son ansiolíticos. Los ansiolíticos no son más que campos de concentración indoloros para el rebaño que ya está desahuciado y marcha contento al matadero”.
Aquí Rolleri enfatiza que muchas veces el escritor debe sacudir con su pluma el estado de letargia en que frecuentemente bracea nuestra sociedad.
En su hondonada narrativa hay lugar también para la asfixiante indiferencia que acompaña al amor extinguido, pero al que le quedan jirones de rabia. El personaje central, Benjamín Malatesta, es un rara avis en una sociedad moldeada hasta el hartazgo. Por eso, fustiga y condena el marasmo en que se solazan muchos ejecutivos de esos llamados “exitosos”, pone la reversa en nuestra mente con su obsesión por la serial “El Chavo del 8”; exuda ternura cuando enfrenta a una temeraria gorda suicida que quiere irse al otro mundo por un déficit de afectos que en éste no encontró.
Jinetes en el cielo es un libro que tiene varias lecturas.
A despecho de sus atribulados personajes, que buscan ayuda exógena para soportar el tedio existencial, veo en ellos el sañudo ardor por mantener viva la llama de la esperanza. Sí, la esperanza…que no es otra cosa que el sueño del hombre despierto.
La narrativa de Rolleri es tan limpia como el agua. Apela al artificio tan sólo para sacudirse del estilo hiperventilado y rimbombante. Es directa, sin remolinos. Y tal vez haya que releerla para percatarse de ello. Pero acaso lo más importante, es que le escribe también a la miseria humana, a la parte no excelsa ni bella de la existencia.