Te La Araucanía vive una silenciosa crisis laboral que golpea con especial fuerza a sus jóvenes. Hoy, la desocupación juvenil en la región alcanza un 18,5 %, casi dos puntos por encima del promedio nacional. Y lo más dramático: cerca de cuatro de cada diez trabajan en la informalidad, sin seguridad social ni derechos garantizados. No podemos resignarnos a que nuestros hijos e hijas vivan en ciudades donde estudiar o buscar empleo sea sinónimo de frustración.
Desde el Senado quiero comprometerme con un cambio estructural. Mi primera propuesta será impulsar una Ley de Garantía Juvenil para La Araucanía, inspirada en la experiencia europea, que asegure que ningún joven de la región esté más de seis meses sin una oferta de empleo, práctica o formación. Con pertinencia regional y alianzas con el sector privado, podemos transformar las OMIL en verdaderas puertas de entrada a un futuro con oportunidades.
Pero no basta con empleos: muchos jóvenes quieren emprender. La región ya muestra una vocación emprendedora, con un alza del 52,8 % en empleadores y 9,9 % en trabajadores independientes. Lo que falta es apoyo y formalización. Por eso lucharé para que Sercotec y Fosis creen un fondo especial para emprendimientos juveniles en La Araucanía, con menos burocracia y más pertinencia cultural. Porque el talento mapuche, campesino y urbano de nuestra juventud merece convertirse en empresas formales que generen riqueza y orgullo regional.
También debemos mirar de frente a quienes han quedado rezagados: los llamados “ninis”, que en Chile ya superan los 336 mil. En La Araucanía son demasiados los jóvenes que sienten que el sistema los dejó atrás. Para ellos propongo el programa Futuro Joven Araucanía, con pasantías laborales y tutorías que no solo entreguen experiencia, sino que devuelvan la confianza de que sí hay un lugar para ellos en nuestra economía.
Y, por último, para que todo esto no quede en buenas intenciones, necesitamos financiamiento estable. Por eso impulsaré la creación del Fondo Regional “Mi Futuro en La Araucanía”, que asegure recursos frescos para subsidios de primer empleo, becas de capacitación y programas de formación dual. Como senador, me comprometo a pelear cada presupuesto para que cada peso destinado a la región llegue realmente a los jóvenes y no se pierda en la burocracia.
Nuestros jóvenes no necesitan discursos vacíos: necesitan compromisos concretos. Si somos capaces de unirnos en torno a un pacto por el empleo juvenil, no solo reduciremos cifras de desempleo, sino que daremos un mensaje potente: en La Araucanía nadie se queda atrás, y el futuro se construye con la fuerza y el talento de nuestra juventud.